Dia 2 - Devocional Resumen del Sermon

Feb 18, 2025    Pastor Javier Vega

Bienvenidos al día 2 de nuestro devocional semanal basado en el sermon del Domingo pasado


1 Corintios 12:12-14, 18, 27 “Porque de la manera que el cuerpo es uno solo y tiene muchos miembros, y que todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, son un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos bautizados todos en un solo cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se nos dio a beber de un solo Espíritu. Pues el cuerpo no consiste de un solo miembro, sino de muchos… Pero ahora Dios ha colocado a los miembros en el cuerpo, a cada uno de ellos, como él quiso… Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y miembros suyos individualmente."


Como vimos el domingo pasado, según las Escrituras, en nuestro ADN no regenerado, la humanidad es, por naturaleza, pecadora desde concepción, injusta, amante de sí misma, malvada, hostil a Dios, muerta en sus pecados, merecedora de ira, desconectada de Dios y de los demás. Pero cuando Cristo nos salvó, no solo nos dio una nueva identidad; nos dio una nueva pertenencia. No solo se nos dio vida, sino que ahora, en Cristo, somos parte de algo más grande: el cuerpo de Cristo.


Así como nuestros cuerpos físicos tienen muchos miembros que funcionan juntos, también lo hace la iglesia. Ningún creyente está solo. El cristianismo no está destinado a ser vivido en aislamiento. Bajo este nuevo ADN, estamos unidos por el Espíritu, a cada uno se le da un rol y propósito dentro del diseño de Dios. En Cristo estamos llamados a operar como uno solo. Por eso, Pablo nos dice que cuando un miembro sufre, todo el cuerpo sufre. Por esta razón, nos regocijamos con los que se regocijan y lloramos con los que lloran. Ya sea que seamos manos sirviendo, pies caminando o bocas proclamando, todos contribuimos a la obra de Cristo en el mundo.


En Su infinita sabiduría, Dios nos ha colocado intencionalmente a cada uno de nosotros en Su cuerpo. Nadie es innecesario, y nadie es insignificante. Cuando abrazamos nuestro rol y trabajamos juntos, la iglesia se mueve con poder, reflejando a Cristo al mundo y, al hacerlo, cumplimos la misión de Dios en nuestro mundo.


¿Estás abrazando plenamente tu rol en el cuerpo de Cristo o te estás conteniendo? ¿Cómo te puedes conectar y servir mejor dentro de la iglesia, sabiendo que eres un miembro vital del cuerpo de Cristo? ¡Vivamos nuestro nuevo ADN caminando juntos como el cuerpo de Cristo, unidos en propósito y amor!