Crosscon25 Testimony Sunday

Jan 12, 2025

In our spiritual journey, we often find ourselves wrestling with the question: Is Jesus truly worth it? These powerful testimonies challenged us to examine our hearts and priorities. Drawing from the story of the rich ruler in Luke 18, we're reminded how easily we can prioritize earthly possessions over our relationship with Christ. Just as the rich man walked away from Jesus, we too can become distracted by our jobs, families, and personal ambitions. However, we're called to a higher purpose - to deny ourselves, take up our cross daily, and follow Him (Luke 9:23). This isn't just about sacrifice; it's about recognizing that Jesus offers us something far greater than anything this world can provide. As we reflect on this, let's ask ourselves: What are we holding onto that's preventing us from fully embracing Christ? Are we willing to surrender our desires, our plans, and even our fears to follow Him wholeheartedly? Remember, in His presence, there is fullness of joy and pleasures forevermore (Psalm 16:11). Let's challenge ourselves to make Jesus the center of all our decisions, finding our true satisfaction and purpose in Him alone.



En nuestro camino espiritual, a menudo nos encontramos luchando con la pregunta: ¿Realmente vale la pena seguir a Jesús? Estos testimonios poderosos nos desafiaron a examinar nuestros corazones y prioridades. Al reflexionar sobre la historia del joven rico en Lucas 18, recordamos lo fácil que es priorizar las posesiones terrenales por encima de nuestra relación con Cristo. Así como el joven rico se alejó de Jesús, nosotros también podemos distraernos con nuestros trabajos, familias y ambiciones personales. Sin embargo, estamos llamados a un propósito más elevado: negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz cada día y seguirlo (Lucas 9:23).Esto no se trata solo de sacrificio; se trata de reconocer que Jesús nos ofrece algo mucho más grande que cualquier cosa que este mundo pueda dar. Al reflexionar sobre esto, hagámonos la pregunta: ¿A qué estamos aferrados que nos impide abrazar plenamente a Cristo? ¿Estamos dispuestos a rendir nuestros deseos, nuestros planes e incluso nuestros miedos para seguirlo de todo corazón? Recordemos que en Su presencia hay plenitud de gozo y delicias para siempre (Salmo 16:11). Retémonos a hacer de Jesús el centro de todas nuestras decisiones, encontrando en Él nuestra verdadera satisfacción y propósito.